lunes, 22 de noviembre de 2010

Aerolíneas Argentinas y las sanguijuelas del Estado

Por Nahuel Paredes
Buenos Aires | 22.11.10 | La Tercera Voz

Hace unos días, navegando por Internet me topé con algo más que interesante: un informe de Aeroinfo Latinoamericano (un boletín especializado vinculado a los gremios aeronáuticos) el cual establece que, según la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública, el “rojo” de Aerolínas Argentinas llegó en 6 meses, a $1.166 millones; es decir, más de lo subsidiado por el Estado durante todo el 2009.

Pero “hilando” más fino, las cifras son aún mas impactantes: por día, la línea de bandera representa una pérdida de casi 2 millones de pesos. Si, leyó bien, 2 millones de pesos en pérdidas por día.
Inmediatamente me pregunté, ¿Por qué el Estado debe hacerse cargo de una compañía que es altamente deficitaria? ¿Por qué los contribuyentes, es decir, usted y yo que pagamos impuestos, debemos arrastrar semejante lastre? Las respuestas, estaban a la vuelta de la esquina.
Mariano Recalde es el nombre clave entre otros. Recalde es el presidente de Aerolineas Argentinas, un joven abogado altamente cuestionado, no solamente por su nula experiencia en el ámbito de la aeronavegación, sino también por irregularidades como viajar a Punta Cana por la módica suma de 124,10 dólares (vuelo en clase Business contratado por un operador independiente).

Pero la trama se pone aún más interesante, cuando en la receta sazonamos con un poco del condimento K. El flamante presidente de la compañía es miembro de “La Cámpora” y estrecho amigo de su fundador, Máximo Kirchner, hombre al cual se lo marca hoy como posible sucesor y al cual todos los funcionarios pretenden agradar.
Esta agrupación, no solo está dentro de Aerolíneas Argentinas mediante presidente y directivos, sino que también manejan el Fondo de Capital Social presidido por Eduardo de Pedro (quién también pertenece a la Secretaría General de Presidencia) sumado a otros funcionarios como José Ottavis o Andrés Larroque.
El entramado es complejo y está sutilmente diagramado. El control es absoluto, y hacen y deshacen a diestra y siniestra lo que les plazca con un presupuesto que excede los 2400 millones de pesos al año.

Mientras tanto, en Ezeiza los pilotos de Austral no son permitidos dentro de los aviones de AA, la gente pasa días como rehenes de las decisiones gremiales, sus viajes son cancelados y ni siquiera se les provee de alojamiento.
Quizás la historia sería diferente si me pudiesen contestar, “mantenemos a la empresa ya que los estándares de servicio son altamente cumplidos”. Pero no lo veo viable, no pueden. Aquí se está dando de comer a las sanguijuelas del Estado Nacional; el claro ejemplo de lo que se habla a puerta cerrada en algunos círculos del gobierno, “Los que entraron por la ventana”, “los que viven de la teta del Estado”.

Me da asco pensar que con ese dinero perdido por día, se puede construir una escuela. Me da asco ver a la presidenta Cristina Kirchner vetar el 82% para nuestros jubilados. Ah! Es verdad, el 82% según el programa 678 del canal gubernamental (porque hace rato dejó de ser estatal, ¿y quién lo puede negar?) es un proyecto de desfinanciamiento del Estado. Ja. Desfinanciar es darle 100 pesos más a los pobres viejos para que salgan de la miseria; subsidiar a los amigos del poder aunque implique severas pérdidas es Proyecto Nacional.
A simple vista, la solución es cambiar la administración de la compañía, cuestión absolutamente improbable mientras dure el régimen K. No sé si Aerolíneas Argentinas debiera volver a pasar a manos privadas. Solo sé que es una carga que no nos podemos dar el lujo de tener, ya que representa un peso importante si queremos que el país “despegue”, porque es lo que usted quiere, ¿Verdad?.

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